Plegaria


Da la sorpresa de ser.
Es alta y de un rubio oscuro.
Da gusto pensar en ver
su cuerpo medio maduro.

Sus senos altos parecen
(si ella estuviese acostada)
dos montecitos que amanecen
sin precisar madrugada.

La mano del brazo blanco
se asienta en palmo espaciado
sobre el saliente del flanco
de su relieve tapado.

Apetece como un barco.
de brote tiene un asomo.
¿Mi Dios, cuándo es que embarco?
¿Oh hambre, cuándo es que como?  

                                                                                       Alberto Caeiro

No hay comentarios:

Publicar un comentario