Todos los casados del mundo están mal casados

Nos entendemos porque nos ignoramos. ¿Qué sería de tantos cónyugues felices si cada uno de ellos tuviese acceso al alma del otro, si pudiesen comprenderse, como dicen los románticos; si advirtieran que ignoran el peligro -si bien no es un más que un peligro fútil- de lo que dicen? Todos los casados del mundo están mal casados, porque cada uno guarda en lo recóndito de sí la imagen sutil del hombre deseado que no es aquel, la figura voluble de la mujer sublime, que aquella no realizó. Los más felices ignoran en sí mismos sus disposiciones frustradas; los menos felices no las ignoran, pero no las conocen.

S.

Saber decir

La mayoría de la gente se enferma de no saber decir lo que ve o lo que piensa. Dicen que no hay nada más difícil que definir con palabras una espiral. Es preciso, dicen, hacer en el aire y con la mano un gesto sin literatura. Un gesto ascendentemente enrollado en el mismo orden con que la figura abstracta de los muelles o de ciertas escaleras se manifiesta a los ojos. Pero siempre que nos acordemos que decir es renovar definiremos sin dificultad una espiral. Diremos que es un círculo que sube sin conseguir cerrarse nunca. La mayoría de la gente, lo sé bien, no osaría definir así porque supone que definir es decir lo que los demás quieren que se diga y no lo que es preciso decir para definir. Lo diré mejor. Una espiral es un círculo virtual que se desdobla subiendo sin realizarse nunca.

Pero no. Esa definición todavía es abstracta. Buscaré lo concreto y todo será visto. Una espiral es una serpiente sin serpiente enroscada verticalmente en ninguna cosa. Toda la literatura es un esfuerzo por tornar real la vida. ¡Decir! ¡Saber decir! ¡Saber existir por medio de la voz escrita y de la imagen! Todo esto es cuanto la vida vale. Lo demás es hombres y mujeres, amores supuestos y vanidades falsas, subterfugios de la digestión y del olvido, gentes que se agitan como bichos cuando se levanta una piedra bajo el gran pedrusco abstracto del cielo azul sin sentido.

B.S.

Los argonautas

Antiguos navegantes tenían una frase gloriosa: navegar es preciso, vivir no es preciso. Quiero para mí el espíritu de esa frase convertida en su forma a lo que soy. Vivir no es necesario. Lo necesario es crear.

F.P.

¿Dicen? ¿No dicen? ¿No hacen?

¿Dicen?
Olvidan.
¿No dicen?
Dijeron.
¿Hacen?
Fatal.
¿No hacen?
Igual.
¿Por qué
esperar?
Todo es
soñar.
F.P.

Talleres del alma



El amor es un instinto sexual. Pero no amamos con esa pulsión sino presuponiendo que existe otro sentimiento. El amor romántico es una vestimenta que el alma fabrica para envolver a las criaturas. Pero ese traje no es eterno. Dura lo que dura y luego se deshilacha, surge el cuerpo real de la persona humana que habíamos cubierto con él. El amor romántico, por lo tanto, es un camino de desilusión. Solamente no lo es cuando la desilusión, aceptada como tal desde el principio decide variar de ideal constantemente. Entonces, en los talleres del alma, produce nuevas vestimentas con las que puede renovarse el aspecto de la criatura así vestida.

B.S.

Espacios


Nací en un tiempo en que la mayoría de los jóvenes habían perdido la creencia en Dios, por la misma razón que sus mayores la habían tenido –sin saber por qué. Es debido a que el espíritu humano tiende naturalmente a criticar porque siente, y no porque piensa, que la mayoría de los jóvenes eligió la Humanidad para remplazar a Dios. Pertenezco, sin embargo, a la especie de hombres que están siempre al margen de aquello a lo que pertenecen. No ven solamente la multitud que son sino también los grandes espacios que hay al lado.

B.S. 

Carne inteligente

El amor es lo esencial. El sexo es sólo accidente. Puede ser igual o diferente. El hombre no es un animal. Es carne inteligente, y, a veces, doliente.

F.P.

Para ser grande

Para ser grande sé entero. Nada tuyo exagera o excluye. Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que haces. Así en cada lago la luna toda brilla porque alta vive.

R.R.

Nunca amamos a alguien

Nunca amamos a alguien. Amamos solamente la idea que nos hacemos de alguien. Es a un concepto nuestro, en suma, a nosotros mismos, lo que amamos. Esto es verdad en toda la escala del amor. En el amor sexual buscamos un placer nuestro obtenido por intermedio de un cuerpo extraño. En el amor diferente del sexual buscamos un placer nuestro por intermedio de una idea también nuestra.

B.S.

Tabaquería

No soy nada.
Nunca seré nada.
No puedo querer ser nada.
Aparte de eso, tengo en mí todos los sueños del mundo.

A. C.