Saber decir

La mayoría de la gente se enferma de no saber decir lo que ve o lo que piensa. Dicen que no hay nada más difícil que definir con palabras una espiral. Es preciso, dicen, hacer en el aire y con la mano un gesto sin literatura. Un gesto ascendentemente enrollado en el mismo orden con que la figura abstracta de los muelles o de ciertas escaleras se manifiesta a los ojos. Pero siempre que nos acordemos que decir es renovar definiremos sin dificultad una espiral. Diremos que es un círculo que sube sin conseguir cerrarse nunca. La mayoría de la gente, lo sé bien, no osaría definir así porque supone que definir es decir lo que los demás quieren que se diga y no lo que es preciso decir para definir. Lo diré mejor. Una espiral es un círculo virtual que se desdobla subiendo sin realizarse nunca.

Pero no. Esa definición todavía es abstracta. Buscaré lo concreto y todo será visto. Una espiral es una serpiente sin serpiente enroscada verticalmente en ninguna cosa. Toda la literatura es un esfuerzo por tornar real la vida. ¡Decir! ¡Saber decir! ¡Saber existir por medio de la voz escrita y de la imagen! Todo esto es cuanto la vida vale. Lo demás es hombres y mujeres, amores supuestos y vanidades falsas, subterfugios de la digestión y del olvido, gentes que se agitan como bichos cuando se levanta una piedra bajo el gran pedrusco abstracto del cielo azul sin sentido.

B.S.

1 comentario:

  1. Excelente blog pessoano. Han logrado un buen equilibrio entre la ironía en la presentación y la seriedad de las citas. Pessoa fue el poeta plural, el invisible, el multiplicado. Fue, también, la definición más perfecta de la palabra nadie o ninguem. Auguro un gran futuro para Pessoa (s). Y espero las palabras de Alberto Caeiro, el maestro, y del racionalista Álvaro de Campos, entre otros eu.
    Un abrazo desde Coimbra,
    Sandra

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