Tenemos dos vidas. La verdadera es la que soñamos en la infancia. La que continuamos soñando adultos en un sustrato de niebla. La falsa es la que vivimos en convivencia con los demás. La falsa es la práctica y útil. Aquella en la que acaban por meternos en un ataúd. En la otra no hay ataúdes ni muertes. Hay sólo ilusiones de infancia. Y grandes libros pintados para ver y no leer. En la otra somos nosotros.
En la otra, y no en ésta, vivimos.
Yo creo también en otra vida pero no porque la sueñe o rechace a ésta por falsa. En ésta dejo mis acciones y los sueños que la animaron. Pero espero encontrar aquélla de la que sólo conocí apenas lo debería ser el bien, la verdad y la belleza. ¿Qué sentido tendría haber pasado por aquí si no sintiera que hay una verdadera vida donde lo apenas disfrutado podrá revelarse?
ResponderEliminarGraciela B
Es verdad, nos venden una "realidad" que solo nos encierra en vida y en la muerte. Con la idea de adaptarnos a los demás, convivir, vivir según lo que se espera de nosotros y siguiendo falsos raseros del éxito establecidos por la Sociedad.
ResponderEliminarPero hay una personalidad verdadera, un Yo Real, mucho más bello y mucho, mucho más generoso. Porque ilumina a uno y a los demás; hasta tal punto que llega a crear rechazo en algunos, pues hay quien prefiere seguir en la oscuridad para siempre, en la caja, hasta que le metan en su caja-autaúd final.