Carta a Ophelia


Mi vida gira en torno a mi obra literaria, sea buena o mala. Todo lo demás tiene para mí un interés secundario: hay cosas, naturalmente, que me gustaría tener, otras que igual me da que estén o no. Es preciso que todos aquellos que mantienen algún tipo de relación conmigo se convenzan de que yo estoy hecho así, y que exigirme sentimientos por otra parte dignísimos de hombre normal y banal, sería tanto como pretender que yo tuviese ojos azules y cabello rubio (…) Si yo me tuviera que casar no podría sino casarme con usted, Ofelinha. Queda por saber si el matrimonio, vida conyugal o como se la quiera llamar es una forma de vida que puede ser compatible con mi vida interior. Lo dudo. Por ahora, y en el menor tiempo posible, deseo organizar mi vida interior y mi trabajo. Si no consiguiera organizarlo es evidente que no podría ni siquiera pensar en casarme. Y si la organizara de tal forma que me diera cuenta de que el matrimonio sería un estorbo… es evidente que no me casaría.

F.P.

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